Real de Vilared Chardonnay 2011

No sé ni como comenzar.

Creo que de todas las cosas que quise hacer un símbolo de que algún día podría estar con Daniela, el más fuerte era ese vino. Fue una botella que probablemente compré en 2012/2013 (por el año de embotellado). Lo compré específicamente para probarlo con ella. Ella decidió el día: la noche del primer día que viviéramos juntas.
Lo guardé en un lugar para su conserva adecuada (poca luz, botella inclinada para humedecer el corcho, etc) y desde ese momento no lo volví a sacar pero sabía perfectamente que estaba ahí. 

Han pasado 3 años desde que rompimos. En 2017 fue la ultima vez que estuve con ella. En enero de este año le dije que no podía seguir manteniendo contacto con ella. Hoy, abri y compartí esa botella con mi ahora novia.

Mon no se enteró de nada, nos lo tomamos a lo largo del día para relajar. Cuando tiré la botella fue un sentimiento tan...extraño. No sé ni que sentí. No la extraño, no siento la necesidad de estar con ella o algo así.
Más bien es como saber que es un momento tan lejano que parece que lo vivió otra persona. Me siento tan ajena a esa Dulce.

Comentarios

  1. la resignificación de los signos. ellas no saben, pero ahí pasó algo. una cosa tan simple como un vino, que implicaba tantas y tantas cosas...
    a veces yo también siento placer en arrancarle la magia a algo que se suponía era trascendente y darle la vuelta.

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