Respirar

No sé bien en que momento pasó que comencé a sentirme con completa comodidad a su alrededor. Tanto que después de pasar un fin juntas y dormir en el mismo espacio, se me antoja horriblemente ajeno mi cuarto y mi cama. Y también horriblemente vacío.

El primer día fue demasiado cabrón. Era tener la sensación de que eso significaba estar sola y no las estupideces que sentía antes. Como si su ausencia se llevara mucho más que la parte que ocupaba el vacío que originalmente estaba ahí. Los dos días que siguieron, aún pensaba que me habían robado un pedacito extra pero ya no me incomodaba tanto.
Cuando la volví a ver y la estreché en mis brazos, casi sentí como si pudiera respirar de nuevo.

Estar enamorado es un estado muy extraño. Pero me gusta, me gusta estar enamorada de ella.

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